Durante el campamento de verano de la niñez “Lego Camp”, enfatizamos que “el amigo ama en todo tiempo”, según Proverbios 17: 17. Recalcar la amistad en la niñez es crucial para el desarrollo de destrezas socioemocionales importantes que todo ser humano necesita. No obstante, podemos perder de perspectiva lo crucial que es la amistad en todas las etapas de la vida. Es a través de nuestros pares, amigos, de relaciones, que podemos procesar aún los momentos más difíciles y cruciales que podamos atravesar. En amistad se disfruta, se ríe, pero también se llora. ¡Qué rico es sentirse acompañado en momentos de celebración y júbilo; pero también en momentos de tristeza y dolor! Es por esto que el versículo 17 continúa diciendo “y en los tiempos difíciles, el amigo es más que un hermano”.
Pensar en Dios nos tiene que remitir al concepto de comunidad, desde la característica de Dios Trino, hasta Jesús con sus discípulos y la manera de llevar las Buenas Nuevas. Comprender nuestra necesidad de sociedad no nos empobrece, ni disminuye nuestra capacidad de independencia. Dios nos creó para depender de Él y para ayudarnos los unos a los otros. Confieso que soy de las personas que se le hace difícil tener amigos o más bien, mantener una relación de amistad.
Sin embargo, he visto cómo Dios ha utilizado mis amistades como extensión de Él mismo. He visto a Dios en sus rostros, en sus abrazos, en su estar y acompañamiento. Incluso, han habido momentos en los que esos amigos han sustituido aspectos familiares de los cuales carezco.
Qué bendición tener amigos, hermanos.
Una Iglesia-Amiga es aquella que ama a su comunidad, a su pastor, a sus líderes, a sus feligreses, en todo momento. Piensa en sus necesidades antes de las propias. Es intencional en el momento de bendecir a los que le rodean, en vez de entorpecer su camino a la Cruz. Una Iglesia-Hermana es aquella que brilla en los momentos difíciles del otro, de su comunidad adyacente. En estos momentos cruciales, históricos, de controversia e inestabilidad, el llamado a una Iglesia que se vuelve hermana es inminente. Como hijas e hijos de Dios, hermanarnos en estos tiempos fungirá como reflejo de Su presencia en medio de nuestra comunidad, de nuestro gobierno, de nuestra familia.
En los momentos de mayor confusión e incertidumbre, qué bueno sería contar con una Iglesia que en los tiempos más difíciles se hace presente, se hace hermana y se mueve al rescate. Iglesia amiga, que ama en todo tiempo. Iglesia hermana, que está para su comunidad en los momentos más difíciles.
Raquel González Morales