En el segundo capítulo de Juan, este nos relata el evento desarrollado durante la boda de Caná del pueblo de Galilea en la cual Jesús y sus discípulos fueron invitados. En la misma se suscitó una situación y se le solicitó la intervención de Jesús. Dicha solicitud de ayuda era una que ameritaba atención directa y determinada. Ante dicha petición de ayuda, Jesús inicialmente contesta que “Mi hora no ha llegado todavía”. Pero de inmediato inicia su respuesta certera, a tiempo y determinada para ofrecer la ayuda.
En nuestras vidas también se presentan situaciones en las cuales se requiere que solicitemos ayuda al YO SOY que NUNCA LLEGA TARDE. Sé que todos hemos experimentado retos particulares durante el evento del “LOCK DOWN” instituido en Puerto Rico para evitar la expansión del COVID-19 en nuestra comunidad y familias. Algunos de estos han considerado la pérdida de nuestros trabajos, así como de los recursos económicos necesarios para sostener a nuestra familia o la pérdida de algún familiar o amigo por los embates del COVID-19. Pero en todas estas situaciones, retos o experiencias, la ayuda y respuesta de Dios siempre llega a Tiempo.
En los pasados meses determinamos ofrecer una ayuda a una familia para atender unos retos en su hogar. Era algo que Dios había puesto en nuestros corazones y estábamos convencidos de que era un proyecto necesario y de bendición. Para completar el proyecto ya habíamos coordinado la adquisición de materiales y mano de obra. Sin embargo, nos interesaba utilizar unos fondos que nos pagarían para realizar los trabajos requeridos. El reto era que, aunque ya habíamos coordinado todos los componentes del trabajo, el pago que esperábamos para financiar dicha gestión no nos había llegado y estaban atrasados por 40 días. Por la situación del COVID-19 se hacía extremadamente difícil comunicarnos con la entidad para validar cuando el pago se enviaría.
En esa situación determinamos iniciar los trabajos con la confianza de que el pago esperado se recibiría antes de completar las acciones programadas. ¡Nuestro Dios LLEGÓ A TIEMPO! A los dos (2) días de haber iniciado los trabajos, nos llegó el pago esperado y pudimos cubrir la necesidad, a la vez que pudimos hacer los pagos requeridos a tiempo y sin ninguna dilación.
En nuestras vidas Dios nos reta a que nos movamos en FE a realizar las acciones que el pone en nuestro corazón con la certeza y convicción que “NUESTRO YO SOY, SIEMPRE LLEGA A TIEMPO”. Así las cosas, nos toca a nosotros movernos en FE con la certeza de que DIOS nos va a respaldar siempre y A TIEMPO.
Daniel Pagán Rosa (Danny)