Puedes salir de las tinieblas con la luz de Jesús

“En medio de un mundo en oscuridad, Jesús nos ofrece luz para que no tengamos que quedarnos en lo oscuro y podamos andar en una nueva manera de vivir para dar luz que lleve a la vida. (Juan 8:12).

Cuando escuchamos este versículo a nuestra mente pueden venir una serie de preguntas. ¿En qué consiste esa luz?  Y aquí es donde vemos la maravilla de Dios desde que nos creó en Génesis. Vemos cómo el tomó su tiempo, su dedicación y amor para dar luz a algo que estaba desordenado y en tinieblas.  Su luz llegó para organizarlo todo.

Así mismo llega Jesús a nuestra vida para poner orden y cambiar las tinieblas.  Yo tuve un tiempo donde pasé por un período de ataques de pánico y ansiedad que llegó a darle tinieblas a mi vida.  ¡Pensar que un diagnóstico definiría todo!  Es justo ahí donde llega la luz de Dios a iluminar mi vida. A poner orden, a enseñarme un mejor camino y donde Él extiende su mano.  Nos saca del lodo cenagoso.  Nos cambia nuestras vestiduras y con sus promesas y gozo nos redime.  Cuando Él llega, todo es posible y nos transforma en todo.

Cuando Dios llega a nuestra vida el transforma todo.  Su luz ilumina nuestros pensamientos, cambia nuestra mente, nuestro corazón y todo pasa de la tiniebla a la luz.  Ahí podemos contestar las pregunta y afirmar que en la presencia del Señor hay plenitud de vida por su luz. La luz consiste en que cuando seguimos a Cristo Él nos da ánimo, nos da fuerza y cambia nuestro lamento en baile.  El gozo del Señor se refleja en nuestro rostro y vida porque fuimos lavados y redimidos por su sangre.

Cuando prendes la luz de Jesús se va la oscuridad.  En Mateo 5:14- dice: “Vosotros sois la luz del mundo”.  ¿Cómo podemos reflejar esa luz a otros?  Iluminando el camino de aquellos que aún viven en tinieblas, quienes no conocen a Dios.  Que se distingan las acciones en la bondad.  Tal como hacía Jesús donde iba.

Llevar luz a otros demanda una manifestación visible de la transformación de nuestras vidas. Debemos no solo anunciar sino demostrar que es posible conocer y vivir con Dios; que una vida a su lado es perfectamente posible.  Que nuestras buenas acciones apunten siempre hacia el Señor, y que al verlas la gente pueda glorificarlo.

¿Estamos listos para brillar con total intensidad?  Que digamos “Ya no vivo yo sino Cristo vive en mí”.  ¡Dios nos ayude a hacerlo!  ¡Dios les bendiga!

Yashira Rodríguez