“8 En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños. 9 Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz, y se llenaron de temor. 10 Pero el ángel les dijo: «No tengan miedo. Miren que les traigo buenas noticias que serán motivo de mucha alegría para todo el pueblo. 11 Hoy les ha nacido en la Ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. 12 Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre». 13 De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían:14 «Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad». 15 Cuando los ángeles se fueron al cielo, los pastores se dijeron unos a otros: «Vamos a Belén, a ver esto que ha pasado y que el Señor nos ha dado a conocer». 16 Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre. 17 Cuando vieron al niño, contaron lo que les habían dicho acerca de él,” (Lucas 2: 8-17).
De seguro todos y todas hemos estado en la espera de una noticia en alguna etapa de nuestras vidas. A veces, contrario a lo que esperamos, estas noticias no son las que quisiéramos. Entonces, pudiéramos pensar que, dentro de estas oportunidades y dentro de nuestra perspectiva humana, esperamos lo peor.
Pensamos así muchas veces. No recordamos la buena noticia. Se nos olvida la otra parte de la historia que nos revela, la buena nueva. Miramos solamente, la parte humana y nos olvidamos quizás de la parte sobrenatural del poder de nuestro Salvador que pudiera interceder por nosotros y nosotras. Pensamos pequeño y cerramos la puerta a la fe y al poder soberano de nuestro Dios.
La Palabra nos revela la buena noticia. Nos habla de esa oportunidad de que las cosas sean nuevas en Cristo resucitado. Cuando los pastores recibieron la noticia del ángel, sintieron miedo (Lucas 2:8-17) mas sin embargo, la noticia era la mejor pues nacería el Mesías.
Si a veces tropezamos en nuestro diario vivir con alguna situación que no fuera favorable, démosle el espacio a la buena la noticia para que se manifieste en favor nuestro. Que el poder del nacimiento nos haga repensar que Dios está en control. Cuando Dios está en control, hay un nacimiento en nuestra vida. Dentro de esa situación encontraremos la buena noticia de nuestro Señor.
Omar Malavé