Imagínese usted que llega un ángel a su hogar y le dice que “...ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.” Lucas 1: 31. ¿Qué haría usted en ese momento? ¡Estoy segura de que me tomaría varias semanas laborables poder procesar esta noticia! Sin embargo, María dijo: “He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.” Lucas 1: 38. Este versículo nos confirma que María era una mujer de fe, en todo el sentido de la palabra.
María creyó y confió en la promesa de Dios en todo momento. Aun cuando la incertidumbre, la incredulidad y la desesperanza, tocaban a su puerta. Hay momentos en que enfrentamos los mismos retos que María tuvo que afrontar. Pero la palabra nos dice “...bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor” (Lucas 1: 45). Como cristianos, nos toca creer y confiar que las promesas del Señor, SIEMPRE se cumplen no importa qué, ni cuándo, ni dónde. Al creer en el Señor, entonces seremos bienaventurados. Ahora bien, ¿Serás tú como María? Yo elijo esperar en Su Palabra y confiar. Hermanos y hermanas, solo nos toca CREER.
Ana Sofía Guerrero