"Pero aunque Daniel lo supo, se fue a su hogar y se arrodilló como de costumbre en su dormitorio en la planta alta, con sus ventanas abiertas hacia Jerusalén, y oró tres veces al día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su Dios. (Daniel 6:10) ".
Estamos tentados a pensar en héroes como Daniel como superhombres. Personas que no tienen miedo y nacen con mucha fe. Pero no fueron los superpoderes los que le dieron a Daniel su valor. Ya tenía el hábito de la oración. Este versículo nos recuerda que tenía la costumbre de caminar con Dios todos los días. Se sometió a la autoridad de Dios, confiando en que Él anularía todo lo que fuera contrario a Su voluntad.
La palabra oró en el versículo 10 traduce una palabra hebrea que rara vez se usa en las Escrituras. Significa "cojear de un solo lado". Daniel sabía por sus propias fuerzas que estaba demasiado débil para caminar por el sendero que tenía delante. A través de la oración se apoyó en Dios y dio un paso a la vez como una persona que pone su peso en una muleta.
Creo que estaba asustado. Pero no tenía intención de darle la espalda a Dios. Mi parte favorita de la historia es que Daniel no recibió el tipo de ayuda que esperaba. Probablemente pidió que se revocara el decreto. Quizás simplemente pidió coraje para morir con dignidad. Dudo que oró para que Dios cerrara la boca de los leones. Dios no siempre proporciona el tipo de ayuda que anticipamos, pero su método siempre provoca la mayor gloria.
Orar
Soy elegido por Dios y elijo la confianza. Hoy, me apoyaré en ti Señor y confiaré en ti aunque tenga miedo. Mi seguridad proviene de saber que el mismo Dios que satisfizo mis necesidades ayer, las satisfará hoy.