“No permitas que nadie te subestime por ser joven. Sé un ejemplo para todos los creyentes en lo que dices, en la forma en que vives, en tu amor, tu fe y tu pureza. (I Timoteo 4:12)”.

Pablo sabía que el discipulado implicaba imitar a Jesús. También sabía que los creyentes necesitaban ejemplos vivos y estaba dispuesto a ser un ejemplo y animar a otros a seguir su ejemplo. En su carta a un joven pastor llamado Timoteo, Pablo escribió que debía dar el ejemplo a quienes habían sido confiados a su cuidado.

Hoy en día, muchas personas se apresuran a decir: "No me mires a mí, mira a Jesús". Si bien es cierto que todos debemos mirar a Jesús como el máximo autor y consumador de nuestra fe, cada seguidor de Jesús también debe esforzarse por convertirse en un ejemplo vivo de lo que parece imitar a Jesús. Pablo parecía seguro de que había algo en su búsqueda de Jesús que valía la pena modelar e imitar. Esto no significa que fuera perfecto de ninguna manera, pero sí significa que entendió su responsabilidad de dar ejemplo.

La pregunta del millón de dólares que todos debemos hacernos es: si alguien te sigue, ¿acabará en Jesús? Piense en eso mientras busca permanecer en Él hoy.

Orar

Soy elegido por Dios y elijo imitar a Cristo. Padre, no podemos ser perfectos como Jesús, pero tampoco debemos tener miedo de invitar a otros a seguirnos mientras buscamos seguirlo más de cerca. Ayúdanos Señor, por el poder del Espíritu Santo, a vivir nuestra fe con tal devoción que realmente vale la pena imitarla por otros.