Valiente y esforzado

Disfruto las historias en las cuales las personas superan adversidades extremas. Con valentía, esfuerzo, tenacidad y dedicación, logran lo que se pensó era muy difícil o imposible.

En semanas recientes disfrutamos el rescate, de las profundidades de un sistema de cuevas, de doce niños  tailandeses y su entrenador en el   deporte de soccer. El mundo entero disfrutó la gran hazaña en la cual participaron varias naciones, hermanadas por el mismo propósito.

Ese tipo de situación, como pasó con los 33 mineros chilenos en el 2016, une a los  humanos y hace que el  corazón lata al mismo ritmo. La victoria se torna comunitaria.

La Biblia nos ordena ser valientes y esforzados. Muy posiblemente no experimentemos nunca una situación tan extrema como los chicos de Tailandia, pero se nos llama a vivir con valentía, cada día de nuestra vida. El requisito es necesario pues ser cristiano es ir a contracorriente.

Para muchos cristianos en distintos países del mundo, ese vivir a contracorriente es la rutina diaria. Tanto es así que se puede pagar con la vida, si se descubre que la persona es seguidora de Cristo.

En este lado del mundo, la situación no es tan dramática. No obstante, el caldo de cultivo anti-cristiano en occidente, crece más cada vez. Necesitamos vivir cada día con valor y esfuerzo, afirmando nuestra fe en Jesús y sus postulados. Es una convocatoria del mismo Jesús, quien nos advirtió que así sería y nos prometió estar a nuestro lado para sostenernos en el camino.

Ese llamado a la valentía y el esfuerzo, resuena, cual eco histórico-divino, desde la antigüedad. En Josué 1.6 el texto nos dice: “Yo soy quien te manda que tengas valor y firmeza. No tengas miedo ni te desanimes porque yo, tu Señor y Dios, estaré contigo dondequiera que vayas”  (Josué 1.6 (DHH). Afinemos nuestro oído para escuchar ese eco, como verdad que nos sostiene, cada día.

  Luis Guillermo Montañez

 

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