Creo

Ha llegado el momento de recordar la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, lo que conocemos como la Semana Santa.  Año tras año, los cristianos hacemos actividades para conmemorar lo que ocurrió hace miles de años. Pero lo más importante es que tomemos conciencia del verdadero significado y lo que implica este acontecimiento.  

 En ese caso, recordar no es suficiente.  Nos corresponde responder a lo que ocurrió.  Sobre todo, debemos entender que nos toca creer. Por eso, le damos énfasis a esta campaña titulándola, Creo.  Es una sola palabra pero, ¡cuánto representa!  En el evangelio de Juan, la palabra creer aparece en 99 ocasiones. La intención del autor es proponernos que creamos en Dios, sus señales y venida en la persona de Jesús. Por lo tanto, recordar es importante, reflexionar es necesario, pero creer es esencial para que los eventos de la pasión nos lleven a convicciones que trasciendan los eventos que cada vez crucifican las esperanzas de una sociedad moribunda.

Pudiéramos decir que entre tantas situaciones que ocurren y nos desaniman, perdemos nuestra confianza y hasta esperanza en aquello que ocurrió en el Calvario. Es precisamente por eso, que los eventos de la Pasión son tan importantes.  Toman lo contrario a lo idóneo como escenario de afirmar una respuesta de Dios ante la fragilidad. No es inusual que nos sintamos como Tomás y con ello manifestemos nuestra incredulidad. Sin embargo, desde las dudas y las incongruencias Cristo se aparece y presenta sus heridas para mostrar que está presente, pero sobretodo que ha vencido. Jesús se le aparece y le dice que ponga el dedo en su costado y mire sus manos; entonces Tomás cree. Jesús termina diciendo: “Tú crees porque me has visto, benditos los que creen sin verme” (Juan 20:29, NTV).

Estos versos bíblicos nos enseñan a enfrentar nuestras dudas.  Es normal que nos ocurra.  Pero si creemos en Él, tendremos convicciones que trasciendan nuestras emociones.  Sabemos que en ocasiones, nos enfrentamos a situaciones que nos ponen a dudar, a tener miedo, a sentirnos indecisos.  Por eso es necesario que pensemos en las expresiones del crucificado y el resucitado. El Señor siempre está a nuestro lado.  El evangelio supera la fragilidad del ser humano.  Mantengámonos agarrados de Su mano y Él nos sostendrá.

Así lo dijo Jesús: “Les digo la verdad, todos los que escuchan mi mensaje y creen en Dios, quien me envió, tienen vida eterna. Nunca serán condenados por sus pecados, pues ya han pasado de la muerte a la vida” (Juan 5:24, NTV).

Cree en Jesucristo, cree en Su palabra, cree en Sus acciones, cree en Su amor. 

Bendiciones,

Eliezer Ronda Pagán