“Yo soy la puerta; el que por mi entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos” (Juan 10:9).
En octubre del año 1974, ocurrió uno de los eventos más importantes de mi vida. Este marcó un antes y un después en mí. En esta fecha ya estudiaba en la universidad y hacía planes sobre mi futuro. A pesar de que me habían hablado muchas veces sobre el plan de salvación y el sacrificio de Jesús en la cruz, este no estaba incluido en mis planes. Hoy, doy gracias a Dios por mi hermano mayor y mi tía, los cuales insistieron mucho, aunque yo no los escuchaba.
A insistencias de mi tía, acepté acompañarla a la iglesia antes de que saliera de viaje. Ese día, Dios tenía una gigantesca puerta abierta ante mí y tomé la decisión de entrar por ella. Aunque yo era muy joven, ya había tenido algunas experiencias con puertas cerradas que no cumplían con su cometido. Pero, la puerta que Jesús abrió para mí, me dio la oportunidad de recibir salvación, sanidad, seguridad, esperanza, paz…, porque Él es la Puerta. Ese día conocí un mundo nuevo lleno de vida con sentido, con pertenencia, con alegría. Fue como una gran explosión que puso ante mis ojos un maravilloso mundo para mí, desconocido.
En Juan 10:9, Jesús dice que Él es la Puerta, el que entrare por Él, será salvo. No hay ninguna otra puerta que nos brinde salvación. Solo creyendo en el sacrificio de Jesús en la cruz del calvario podemos ser salvos. En nuestro mundo podemos encontrar muchas puertas cerradas, lugares donde deciden si nos dejan entrar, pero la puerta de Jesús siempre está abierta, El no discrimina, siempre está esperando que decidas entrar por ella. No importa si eres pobre, rico, blanco, negro, hermoso, feo, profesional, sin grado académico alguno, para Él, todos somos iguales. Somos su creación, te ama, te espera, todavía tienes oportunidad de acercarte a Dios.
Nuevamente digo, gracias Dios, por la oportunidad que le das al mundo de alcanzar salvación, sin pago alguno, solo por gracia, por amor, nos invitas a entrar donde seremos saciados. Aun en estos tiempos tan difíciles, le pones balance a nuestra vida, nos enseñas a tener paciencia y esperanza, sabiendo que tú caminas a nuestro lado y nos das fuerzas para llegar a la meta.
GRACIAS DIOS, ENCONTRÉ LA PUERTA.
Migdalia González