La puerta de la vida

La confianza en Dios es como el amanecer.  Siempre nos trae esperanza.  Cada día nos brinda la oportunidad de conducirnos por el mejor camino y de entrar por la puerta que nos lleva a la vida eterna.  En cuanto a mi persona, el haber entrado por la puerta del redil me ha hecho bien.  Tenía diecisiete años.  Ha sido la decisión más sabia de mi vida.  No me canso de darle gracias a Dios todos los días por permitirme entrar por la puerta de vida.                                                 

Jesús dijo: “YO SOY la puerta, el que por mí entra será salvo y entrará y saldrá y hallará pastos” (Juan 10:9).  Jesucristo les afirmó a los judios ser “YO SOY". Es el nombre personal del Dios del Antiguo Testamento.  Desde el principio de la creación en varios pasajes de la Biblia, está registrado que Jesús usó el "YO SOY" como un concepto de Su deidad. El libro de Juan nos describe todas las acciones que provienen del Padre.  "Yo soy el poder de Dios a tu alcance, el pan de vida, la luz del mundo, la puerta, la resurrección y la vida, el camino, la verdad y la vida.   Hermoso es entrar por la puerta del redil y tener a Jesús como pastor de nuestras vidas.  Nos brinda seguridad, paz y la provisión a todas nuestras necesidades.

Existen muchas puertas que nos conducen a diferentes caminos.  Su fin es el camino de perdición.  Si has transitado por caminos que te han conducido a puertas equivocadas, te decimos que nunca es tarde para cerrar las puertas a todo aquello que te aleja de Dios.  Dejemos los caminos que nos llevan a tomar malas decisiones.   Confiemos en Dios, en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados (Colosenses 1:14).

Dios desea que seamos obedientes a su palabra y que nos mantengamos perseverando en la postura de la fe. Todavía hay oportunidad.  La puerta de vida permanece abierta.  Hoy puede ser el mejor día para entrar al redil del buen pastor.  El buen pastor te está esperando con los brazos extendidos.
La palabra de Dios compara la vida del hombre con la oveja.  Ambos somos de naturaleza frágil.
Necesitamos de los cuidados y la guianza del buen pastor.  Nuestro buen pastor nos pastorea y guarda de todo peligro.  En él hallamos pastos reverdecidos.  Las ovejas oyen su voz y le siguen.                                  

La salvación nos da acceso al corazón del Padre.  Dios no desprecia un corazón contrito y humillado  (Salmo 51:17).  “Pues a libertad fuiste llamado, gozarás de bendición y seguridad”.  Aún en tiempos de dificultad, el buen Pastor cuida de sus ovejas y guarda el redil.  Pelea con las fieras en el campo y nadie les puede hacer daño. Él quiere que descanses “junto a las aguas de reposo.  Confortará tu alma, el bien y la misericordia te seguirán todos los días de tu vida”. “No temais manada pequeña porque al Padre le ha placido darnos el reino” (Lucas13:32).           


Rosa Ivelisse Abreu