Jesús, la vid verdadera

Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.

En el relato bíblico, Jesús se describe como la vid verdadera y el Padre como el labrador.  De igual forma, habla de las consecuencias que tendrán la personas que no llevan frutos.   Pero a pesar de eso, muchas personas viven sus vidas alejadas de esta realidad.

Hay personas que viven sus vidas haciendo lo que consideran son buenas obras y siguiendo una moral religiosa tradicional.  Son personas que cada día hacen lo mejor que pueden para vivir una vida buena y placentera, pero no cuentan con una relación directa con Dios.  Pero nos podemos preguntar, ¿acaso vivir de este modo es aceptable para Dios?  ¿Puede una persona que vive de esta forma alcanzar a vivir una vida plena y fructífera? La respuesta es no.

Dios nos llama a que vivamos una vida que esté en sintonía con Él.  Una vida conectada a la vid de la cual se recibe alimento y nutrientes espirituales que son los que nos permiten dar los frutos del Espíritu.  Si por el contrario, no estamos recibiendo ese alimento espiritual, nuestro pámpano puede dejar de dar fruto y hasta en algunos casos, llevar frutos equivocados que provocarán que el Padre nos separe del lugar que Él quería que estuviéramos.     

En este día Jesús te invita a que recibas el alimento que necesitas para comenzar a vivir una vida que lleve frutos.  Él te dice: “Deja de ser una rama débil y disfruta del alimento que te daré para que tengas una vida plena y llena de frutos espirituales”.

Te invito a que cada día te levantes buscando el alimento y nutrientes que Jesús te quiere dar. Verás como tu vida cambiará y podrás llevar un fruto que bendiga a todos los que te rodean.

 

Andrea Andino Rivera