Mientras me preparaba para escribir esta reflexión, recordé una predicación que, como buena puertorriqueña digo, “me voló la cabeza”. Este predicador habló específicamente de las ovejas y cómo ellas son susceptibles a contraer infecciones y enfermedades que pueden causarles hasta la muerte. Una de estas plagas es causada por las moscas. Estas moscas tienden a rodear las ovejas para hacer nido dentro de ellas. Cuando comienzan a experimentar toda esta emoción y distracción esto tiene un efecto devastador en todo el rebaño. La oveja comienza a presentar síntomas que hace que reaccione desesperada, pierde su visión y lentamente comienza a dejar de escuchar la voz de su pastor.
No sé si puedes ver la correlación con nuestras vidas espirituales. Mientras escuchaba la prédica, lo único que me venía a la mente era… ¡qué muchas mocas se nos meten en la cabeza! Cuántas veces dejamos que ellas entren para establecer un hogar que causa una muerte espiritual. Podrás preguntar ¿y cómo es eso? Hay ciertas “moscas” llamadas ansiedad, temor, confusión, depresión, incertidumbre, etc. Estas no solamente nublan nuestra visión, pero también no nos permiten (al igual que a las ovejas) escuchar la voz de nuestro Padre celestial. Nos debilitan para impedir que el propósito de Dios se cumpla en nuestras vidas.
Muchas veces nos hacen pensar que nuestro BUEN PASTOR se ha olvidado de nosotros y rápidamente comenzamos a cuestionar su cuidado. Así como las ovejas en el momento de crisis, nos desesperamos y en muchas ocasiones nos alejamos de Él.
La Biblia nos comparte cómo Dios ha derramado aceite sobre nuestras cabezas para consagrarnos y ser sellados por Él (2 Corintios 1:21-22; Salmo 23:5; Levítico 8:12). Así mismo, los pastores cubren sus ovejas con aceite para prevenir la entrada de moscas en ellas. Muchas se dejan guiar por su pastor, pero otras, por tanta desesperación, lastiman sus cabezas hasta que mueren o se escapan del rebaño. En muchas ocasiones inmediatamente que el pastor ve las señales de mal comportamiento en ellas o ve moscas rodeándolas, les pone aceite. Una vez son cubiertas por el mismo, todo comportamiento y desesperación desaparece al instante.
¿Qué quiere decir esto? Dios es nuestro Buen Pastor y quiere estemos llenos de Él. Que nos sumerjamos en el río de SU espíritu, y en SU Palabra. Si dejamos que nos cubra con sus cuerdas de amor, su Palabra se convertirá en ese aceite que trae vida con el fin de protegernos de las moscas que quieren invadir nuestras mentes. Una oveja (nosotros), que NO está cubierta por aceite (Dios), es más fácil de convertirse en víctima de estas plagas (Ducan, 2015). Él te dice hoy: “Yo soy El Buen Pastor, quien da su vida por TI (Juan 10:11).
¿Ahora bien, estaremos exentos de enfrentar estas famosas moscas? ¡NO! Vendrán y créeme que invadirán nuestra mente, pero si dejamos que su aceite rebose nuestra copa seremos libres y transformados en Él. Su Palabra dice en Juan 10:10 que, “El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir”, pero DIOS vino para que tengamos vida en abundancia. Dios es nuestro Buen Pastor que hace lo necesario para que descansemos. Así que, deja que sea Él quien cuide y sacuda todo aquello que quiera impedir que su voluntad se haga en ti.
Aurey Rodríguez