Yo Soy el Buen Pastor; el Buen Pastor da Su vida por las ovejas (Juan 10:11).
Desde niña había visto el cuidado, protección y la dirección de Dios para mi vida y podía reconocerlo con facilidad como mi Buen Pastor. Pero, cuando mi hija recién nacida necesitó una traqueostomía y una gastrostomía la visión que había tenido sobre el cuidado de Dios hasta ese momento, fue confrontada. En mi tristeza le pude escuchar, hablando directo a mi corazón. Dejándome saber que las circunstancias habían cambiado pero, Él seguía siendo mi Buen Pastor. Pude ver cómo no todos los obstáculos se movían, pero sí cómo Dios se ocupaba de mí y mi familia; cuidándonos, protegiéndonos, dirigiéndonos y sanando las heridas que las circunstancia habían provocado. Es imposible no ver las enseñanzas y el cuidado del Buen Pastor a través del desarrollo de nuestros hijos.
Recuerdo cuando mi hija comenzó a caminar, si lograba ponerse de pie, todo se detenía y la atención era exclusiva para ese paso tan esperado. Ubicábamos a la vista objetos llamativos y mientras intentaba caminar hacia el objeto la rodeábamos con nuestros brazos por si no resultaba como deseábamos. Aunque no lo lograra había abrazos y palabras de amor que la motivaran y dejaran saber lo orgullosos y confiados que estábamos en que lo lograría.
Mi esposo y yo eliminábamos, en un inicio, todos los obstáculos para facilitar los primeros pasos de nuestros hijos, pero una vez logrado decidimos protegerlos permitiendo que ellos enfrentaran y manejaran los obstáculos. En sus travesías de trepar, mover objetos y buscar otras rutas se hicieron más fuertes, capaces y seguros. Al permitirles enfrentar los obstáculos, lo hicimos siempre a su lado para cuidarlos, protegerlos y dirigirlos. Eso lo aprendimos del Buen Pastor, Jesús.
Esta experiencia con mis hijos me llevaba a pensar en las veces que Dios me ha rodeado para cuidar que mis pasos no fallen. De no lograrlo, no me recrimina. Me muestra una vez más Su amor y me deja saber cuán capaz me hizo para alcanzar Su propósito para mí. Dios es fiel, mi Creador, Él es el Buen Pastor.
En los momentos de dificultad escucha Su voz, confía en Sus planes llenos de esperanza, porque Él es nuestro Buen Pastor y sé que nada nos faltará.
Heidi D. Báez Oliveras