“Jesús calma la tormenta”

Aún recuerdo el sábado, 8 de junio de 2019 - navegando por el Mar Mediterráneo - cuando desperté abruptamente al sentir la virazón que hiciera el crucero.  Rápidamente, encendí el televisor para ver si había alguna noticia por parte de la tripulación, pero no pasaron 20 segundos cuando escuchamos el temido “ding dong ding” en nuestro camarote.  Con esto sabíamos que algo había sucedido, y que era importante que todos los pasajeros lo escucharan.  La nave había tenido que trazar la ruta del día anterior porque una pasajera se había lanzado de su balcón.  Inmediatamente, nos comunicamos con las otras familias que nos acompañaban y cada cual, en su espacio con su familia, comenzamos a orar.  Luego salimos a los balcones – tal como nos había solicitado el capitán - para asistir en la búsqueda del cuerpo en alta mar.  Jamás nos imaginamos vivir esta experiencia, pero le añadimos la bravura de las olas, que no nos permitían caminar en línea recta, y el malestar físico y emocional no tardó mucho en florecer.  Perdimos la oportunidad de visitar un puerto, simplemente ese día no fue como lo habíamos soñado y planificado.  En una situación como ésta, ¿cómo hubieran reaccionado ustedes? ¿Creen que el capitán hizo lo correcto? ¿Tendrían miedo o se sentirían frustrados o agobiados? ¿Saben qué?, así como hizo el capitán, también hace Jesús por cada uno de nosotros. Nos busca, nos cuida y nos lleva a puerto seguro.  ¿Qué estábamos nerviosos y teníamos miedo? – eso no lo duden – pero confiados en Su palabra.  Reconociendo que su fidelidad es para siempre y que nunca nos ha fallado ni desamparado.  Ese día nosotros RESPIRAMOS FE y a ustedes hoy les invito a REPIRAR FE en momentos de angustia, en momentos de dolor, en momentos de incertidumbre, en todo momento que el barco de la vida se mueva bruscamente…

Rindamos nuestra vida, voluntad y futuro al Señor. Porque solo Él, es nuestra

Esperanza.  Con corazón humilde y  

Sincero nos

Postramos ante Él, en búsqueda de Su luz.

Inclinamos nuestro rostro, despojamos miedos, y en el silencio fijamos la mirada en el amo del viento y de las olas.  Aun cuando sintamos el rostro salpicado por el agua, en nuestro caminar, las

Rodillas tiemblen, caminemos con confianza y esperanza, porque Él

Obrará, y callará el viento y suavizará las olas de la mar, y solo Él nos abrigará y nos dará descanso.  Nunca olvidemos qué grande, majestuoso y

Fiel es nuestro Señor.  Solo Él es el motor de nuestra vida y la única, y verdadera esperanza.

En este tiempo y en todo momento RESPIREMOS FE.

Suhail Gómez