“Y levantándose, reprendió al viento, y le dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza” (Marcos 4:39 (RVR)
Tormentas, ¿qué hemos aprendido? Los medios noticiosos (meteorólogos), nos enseñan que son clasificados en categorías desde 1 al 5. Fuimos testigos y sobrevivientes de una de categoría 5, nunca vista. Sí, hablo del huracán María. Fuimos alertados para que nos preparáramos. Tuvimos avisos con tiempo e hicimos provisión, pero NUNCA imaginábamos la magnitud de este. Se perdió la señal de comunicaciones y cable, pero algunos podían ver cómo avanzaba. Ver su formación completa, los vientos, el tamaño, el ojo y la cola; un huracán gigantesco.
Ahora, el COVID-19, es una tormenta novel e invisible, no como María. También fuimos alertados por los medios noticiosos indicando que es terriblemente fatal. En PR, gracias a nuestro Dios, se tomaron medidas de distanciamiento social a tiempo. Dicha medida se tomó en otros países que ya habían experimentado grandes estragos. Aun así tenemos contagios y hemos tenido pérdidas. En el campo de la medicina no saben y todavía no están del todo seguros, de cómo combatirlo. Cómo hacer que los que se contagian sobrevivan y cómo parar de una vez el contagio más allá del distanciamiento social. ¿Cómo podemos vencer algo que no vemos?
Hay tormentas que desestabilizan nuestra barca (vida), llámese estas: enfermedad, divorcio, miedos, finanzas, desempleo, soledad, tristeza, muerte y más. En medio de esas tormentas podemos tener en nuestra barca a uno que calma los vientos. Él nos lleva a un puerto seguro con tan solo despertarlo y darle el control de la barca. Así mismo, como tuvieron que hacer los discípulos, despertar a JESÚS que tranquilamente dormía en la popa (Mr. 4: 35-41). Me puedo imaginar a los discípulos de un lado al otro tratando de estabilizar la barca en medio de los fuertes vientos. Probablemente cerrando las velas para no naufragar y todo esto, antes de ir donde Jesús. Él se levantó e hizo que los vientos y la mar se calmaran.
¿Eres como los discípulos? ¿Crees que sabes qué hacer? Varios de los discípulos eran pescadores, por ende, conocían qué hacer, quizás expertos en la navegación. Pero esa vez no sabían qué hacer, necesitaron a Jesús. ¿Crees que puedas darle el control de tu barca a Jesús? El control de tu vida y de las situaciones que hacen que te falte el oxígeno, así como lo hace el COVID-19. Jesús obrará solo cuando tú y yo se lo permitamos. Aunque tengas que gritar su nombre. Sí, gritar, así me imagino que hicieron los discípulos para despertarle. Estaban en medio de una tormenta con vientos muy fuertes. Ellos sintieron desesperanza, ansiedad, miedo, terror de perecer. El mismo Jesús de los discípulos, calmará tu tormenta. Hay respuestas y promesas en la Biblia para cada tormenta que puedas enfrentar. La enfermedad, en Isaías 53: 5 dice que por sus llagas fuimos nosotros curados. La tristeza, en el Salmo 30:11 nos dice, “has cambiado mi lamento en baile”. Las finanzas en Filipenses 4:19 dice que “nos suplirá todo lo que os falte conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”. El miedo, en Isaías 43:5 dice: “No temas, porque yo estoy contigo”. El NO TEMAS está 365 veces en la Biblia, uno para cada día del año para que estés en paz. ¡Qué bello es nuestro Dios! Para cada tormenta (ponle nombre) Dios tiene YA una palabra para ti, basta solo llamarle para entregarle el control y salir victoriosos.
El COVID-19 nos ha distanciado físicamente, pero no emocionalmente. ¿Estás en distanciamiento social? Dios ha provisto este tiempo para que entremos al cuarto, cerremos la puerta para tener tiempo a solas con Él (Mateo 6:6). Tiempo hermoso donde le presentemos todo en oración. Dios desea, anhela una RELACIÓN contigo, darte un respiro en medio de lo que te aqueja y preocupa. Abrir el corazón a Él, hablarle con sinceridad, sin palabras rebuscadas, como lo hicieras con un buen amigo. Experimentarás una paz y podrás ver Su mano en medio de esta tormenta.
Puerto Rico ha vivido una serie de tormentas, el huracán María, los temblores y ahora el COVID-19. Ciertamente, nos ha cambiado la vida. ¿Está Jesús en este cambio? Confía, ten fe y cree que esta tormenta también PASARÁ. Dios tiene el CONTROL de nuestro presente y futuro. En la tormenta, Dios está y estará contigo SIEMPRE. Tómate un respiro y descansa en Él.
Ailine Rivera