La verdad y la justicia provienen de Dios

El 10 de noviembre de 1968 fui con mi hermano Eddie a la Iglesia de Barrio Obrero.  Él ya se había convertido.  Cuando se terminó el servicio yo dije que quería aceptar al Señor en mi corazón.

Pasados 4 o 5 meses conocí al que fue mi esposo por 48 años. A través del tiempo ocupamos varias posiciones en las congregaciones a las que asistimos.

Siempre me he caracterizado por darle a las personas la oportunidad de aprender y de expresarse verbalmente y escuchar sin ser interrumpidas.  Me gusta trabajar con público, hablar, escuchar y dar oportunidades como el Señor siempre nos las da a nosotros. 

Creo en la justicia porque ella da testimonio de ser creyente en Cristo.  No debemos sacar provecho de nuestras posiciones.  Todos en la vida tenemos derecho a una oportunidad de cambiar de actitud y de aprender de lo ocurrido. 

El respeto se gana, no se exige, no podemos ser veletas de acontecimientos ni dejarnos llevar por lo que otros dicen o hacen.   No podemos juzgar y condenar sin saber los detalles de un evento. Tenemos que ser justos como Dios lo es con nosotros.  No debemos tomar justicia a nuestra manera con nuestras palabras o acciones violentas.

Siempre debemos hablar con la verdad.  Nos hace libres y nos engrandece como personas.  La gracia del Señor estará siempre con nosotros.  La verdad y justicia provienen de Dios.

Gladys Gómez