He escuchado a varias personas mencionar que se ponen de mal humor si no comen a tiempo. Cuando el hambre ataca, el mal humor abarca. Siendo el comer una de nuestras necesidades básicas de supervivencia, es entendible lo que le puede causar a una persona que no ha comido. Algunos síntomas leves de no comer a tiempo podrían ser mal humor, dolor de cabeza, desorientación, irritación. Mientras que, cuando se pasa mucho tiempo sin comer el sistema mismo comienza a colapsar por la falta de nutrientes. Se entiende que un ser humano puede vivir hasta un máximo de 21 días sin comer ni ingerir agua y hasta 2 meses bebiendo solo agua.
Cuando escucho a Jesús diciendo que Él es el pan de vida ya entiendo la premisa de cualquier malestar cuando no se come. ¡Qué muchos malestares he experimentado cuando dejo de comer lo único que sacia mi hambre espiritual! Una comida te ayuda a aguantar hasta la próxima. Cuando brincamos una, anhelamos la otra con todo nuestro ser. ¡Qué muchas veces he dejado de comer el pan de vida! “Skipping meals...” “Skipping Jesus”. Brincar comidas de manera cotidiana nos puede hacer un daño significativo irreversible. Eliminándolas nos puede llevar a la muerte física. Brincar o eliminar nuestra dosis de pan (comida) espiritual puede llevarnos a la muerte espiritual.
He experimentado desánimo, dolor profundo, debilidad, incoherencia, y cansancio espiritual al brincar mi tiempo con el Pan de vida. Algunas veces me he engañado pensando que con comer una sola vez en semana mientras escucho un sermón, asisto al templo, o me conecto con la iglesia virtual, mi necesidad espiritual será satisfecha. Luego, me encuentro pasando la semana o semanas ignorando el Pan que no ha dejado de ocupar su lugar en la mesa que nunca cierra.
Necesitamos a Jesús. Él es vital para nuestra supervivencia espiritual. Separados de Él nada podemos hacer y nada podemos ser. Si un solo encuentro o una sola comida al día no es suficiente, imagínense comer solo una vez en semana. Por eso me parece fascinante lo que Jesús nos quiere decir con esto: “Es necesario que vengan a comer de mí constante y regularmente”.
Así como necesitamos desayunar, almorzar y cenar saludable y probablemente tomar varias meriendas al día para que nuestro sistema se mantenga óptimo, así mismo necesitamos acercarnos a Él para mantener nuestra nutrición espiritual en salud. Pues en el momento en que no hagamos una comida lo notaremos. Al menos yo lo siento. ¿Te sientes descompensado, desorientado, desnutrido, o débil? ¿Hace mucho no te sientas a la mesa donde el Pan da para todos sin acepción?
No te quedes sin comer pues la panadería del cielo nunca cierra. En ella no hay pan de agua, tampoco sobao, y mucho menos de Lemmy (por más rico que sea). En ella solo hay Pan de Vida, tiene “refill” eterno y en su mesa todos somos bienvenidos.
Christopher Villafañe Villalobos