“Yo soy la puerta. Si alguien entra por mi será salvo; entrará, saldrá y hallará pastos” Juan 10:9
En el Antiguo Testamento, Génesis 7:16 dice así: “Vinieron machos y hembras de todo animal, como Dios le había mandado. Y Jehová le cerró la puerta”.
Siempre me ha impactado ese versículo bíblico. En el arca solo había una puerta por donde se entraba y se salía. Esta acción de Dios de cerrar la puerta, a mí entender, fue el final de muchas oportunidades que Él le dio al pueblo para arrepentirse de sus malos caminos. Me imagino a Noé con el dolor de escuchar a sus amigos pedir abrir la puerta. Desde el comienzo de la creación Dios le ha dado oportunidad al hombre de volver su mirada a Él. El hombre no quiso escuchar a Noé…la puerta fue cerrada.
Pero, ¡qué maravilloso es ver que en el Nuevo Testamento, el Dios que cerró la puerta para el diluvio, la abre para nosotros por medio de Jesucristo. Dios, con un plan bueno y perfecto para el ser humano envía a su hijo Jesús para salvarnos. Jesucristo vino a redimir al pueblo de sus pecados y rebeliones.
En el Evangelio de Juan 10:9, nos habla que Jesucristo es la puerta y el que entrare por la puerta que es Jesús, será salvo. Dios abrió esa puerta para que podamos comunicarnos con Él y está abierta para nosotros. En Apocalipsis 3:8 dice: “He aquí, he puesto delante de ti una puerta, la cual nadie puede cerrar”. Jesucristo es la puerta de nuestra vida y nos guiará a la vida eterna.
Todos necesitamos a Dios y solo Él puede satisfacer las necesidades de nuestras vidas. En este tiempo existen muchos estilos de vida, muchas filosofías, doctrinas y religiones que no van cónsonas con Jesús. Solo hay UNA puerta que nos lleva a Dios y esa puerta es Jesucristo.
Si entramos por esa puerta hallaremos pastos verdes, pastos de vida. Seremos parte del rebaño del Señor. La vida en Cristo no es fácil. En este tiempo de pandemia, de inseguridades, de pérdidas de empleos y pérdidas familiares debemos entrar por la puerta que es Jesucristo. Somos humanos y vamos a padecer situaciones difíciles como cualquier otra persona. La única diferencia es que cuando estamos conectados con Dios y hemos reconocido el poderío de Jesucristo en nuestras vidas, hemos sido redimidos por Su sangre. Nuestra vida ya no se sentirá más vacía, ya no nos sentiremos solos en las dificultades difíciles. Tendremos consuelo en Él, tendremos paz y esperanza. ¿Quieres vivir una vida plena, quieres ser feliz, tener paz, esperanza, salud?
Solo entra por la puerta que Dios, por amor, ha abierto para ti por medio de Jesucristo. En Juan 6:37 dice: “Todo lo que el Padre me da vendrá a mí; y el que a mí viene, jamás lo echaré fuera”. ¡Él no nos echa fuera! Es tiempo ya de que nos volvamos a Él! ¡Estás a tiempo de buscarle!
Estoy segura que como lo hizo conmigo y con mi familia lo hará contigo. Todos los días le doy gracias a Dios por la oportunidad de vida que me ha dado a mí y a mi esposo Edwin. Soy operada de cáncer en más de 30 ocasiones. Mi esposo, con un funcionamiento del corazón bajo y Dios nos ha dado la victoria. Esa victoria se la debemos al Señor. Ante la ciencia no tenemos futuro pero para Dios tenemos futuro y vida plena.
Estas a tiempo. ¡Entra por la puerta que es Jesucristo que la abre hoy para ti! Dios te bendiga mucho!
Eunice Pagán de Rodríguez