6 Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. 7 Se extenderán su soberanía y su paz, y no tendrán fin. Gobernará sobre el trono de David y sobre su reino, para establecerlo y sostenerlo con justicia y rectitud desde ahora y para siempre. Esto lo llevará a cabo el celo del Señor Todopoderoso (Isaías 9: 6-7).
Una de las experiencias más impresionantes que he tenido de la existencia del amor de Dios es el desarrollo de una vida durante los nueve meses de gestación. Lo he experimentado en mí y en otras mujeres. Imaginarnos cómo esa vida se va formando desde la partícula más pequeña hasta formar todos los órganos. Se desarrollan sistemas que a su vez trabajan en coordinación unos con otros. Cuando pienso en eso, me maravillo de la creatividad de Dios en formarnos de esa manera. Ese proceso de gestación trae consigo esperanza, alegría y gozo. Permite que sintamos un amor especial por la vida de esa criatura, ya sea directamente de nuestra familia o no.
No puedo imaginar los sentimientos que experimentó María, la madre de Jesús, mientras estuvo en ese proceso de gestación. Cómo recordaba las palabras del ángel que le había dicho que esa criatura iba a ser grande. Que era el Hijo del Altísimo. Que Dios le daría el trono de David. Que su Reino no tendría fin y finalmente que sería llamado Hijo de Dios. ¡Qué extraordinaria visita de amor nos ha dado el Señor! Cuando nos regala y nos concede, al haberse encarnado en hombre y venir a la Tierra con el más grande plan de amor, salvarnos del pecado y tener Su presencia. Nos demuestra Su amor cada día en el acompañamiento, la fortaleza, los talentos y la provisión física y espiritual que nos permiten seguir hacia adelante en un mundo como el que vivimos. Visitemos con amor al que nos rodea, demostrándolo sin prejuicios, y con misericordia y perdón para que así seamos embajadores de Él y de Su amor a donde quiera que el Señor nos lleve.
Si sientes que tu corazón está afligido y confundido, ábrele la puerta al Rey de Reyes y recibe Su visita de amor llena de restauración, sanidad, esperanza, gozo, paz y sobre amor sin fin para ti y los tuyos. Recibe la visita del gran Admirable, Consejero, Dios Fuerte, Padre Eterno y Príncipe de Paz…
¡Dios te bendiga!
Patria López