Cuando encontramos oportunidades para servir a Dios, no siempre respondemos de la manera que Él desea. Quizás pensamos que no podemos porque nuestro horario está demasiado ocupado o no nos sentimos calificados. Demasiadas veces nuestras excusas se interponen en el camino de cómo Dios quiere usarnos.
Jesús no vino al mundo como gobernante o rey. No asumió un puesto ni un título de autoridad. No mostró sus poderes sobrenaturales ni se jactó de sus habilidades cósmicas. No venció a sus enemigos con violencia o dominación. Juan 13: 3-5 dice: "Jesús sabía que el Padre le había dado autoridad sobre todas las cosas, y que él había venido de Dios y a Dios iba a regresar, así que se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y se puso a lavarles los pies a sus discípulos y a secárselos con la toalla.
Hay muchas personas que buscan una plataforma sobre la que pararse, pero Jesús ya nos ha mostrado nuestra posición desde la que liderar. Demostró la verdadera grandeza a los ojos de Dios. En el reino de Dios, la persona más grande es la que sirve a los demás. ¿Estás listo para pasar de disculparme a usarme? Luego comience a buscar formas de servir a las personas que lo rodean. Jesús les dijo a sus seguidores: "Les he dado un ejemplo para que hagan lo que yo he hecho por ustedes" (Juan 13:15).
Orar
Soy elegido por Dios y elijo servir. Dame la fe para dar un paso adelante en obediencia y servirte bien, para servirte diligentemente, sabiendo que inundarás mi corazón de gozo mientras haces del servicio mi estilo de vida.