Hace unos días, recogiendo y buscando en “cajas olvidadas”, encontré unas cartas de amor que mi esposo, Edwin Rodríguez, me había escrito hace 49 años cuando aún éramos novios. Cumplimos este año 42 de casados. El papel estaba amarillo y se notaba lo viejo que era. Una cosa pude notar, que sus palabras en aquella época todavía están vivas. Nuestro amor, dedicación y cuidados, nunca ha mermado. El amor que el Señor puso desde el principio es una realidad y crece con los años. Reflexionando pude ver lo maravilloso que el Señor es con nosotros. El Señor nos ha llevado de la mano por casi 50 años. Hemos cambiado un montón físicamente. Hemos madurado pero Dios permanece fiel y real como al principio.
Nuestro caminar juntos ha traído 3 hijos maravillosos que se han multiplicado ya que cada uno está casado y nos ha permitido tener 3 hijos más; igual de maravillosos. Ellos, aunque distantes, nos han permitido mantenernos cerca y unidos a través de la tecnología. Reconozco que la crianza en nuestros tiempos es un reto pero, pudimos sobrevivir con la ayuda y el consejo de Dios. Él nos fue dando las herramientas para poder levantar 2 hijas y 1 varón que aman al Señor. Cada uno sirviendo al Señor donde Él los ha colocado.
Tenemos 6 nietos y uno que viene en camino que son nuestra alegría. ¡Es maravilloso ser abuelos! En toda nuestra vida como matrimonio hemos tenido nuestras altas y bajas como un matrimonio normal. Han venido muchas enfermedades, pérdidas, problemas económicos pero tengo que testificar que Dios ha estado en cada una de ellas y nunca ha faltado Su sanidad, Su consuelo, Su provisión. En cada tormenta hemos salido en victoria. En ocasiones no como esperábamos pero siempre hemos tenido respuesta. ¡Hemos caminado en seco!
En ocasiones hemos perdido el ritmo, lo tengo que reconocer, pero nuevamente el Señor con su mano maravillosa y Su voz inconfundible nos permite retomarlo nuevamente. Hacer Su voluntad algunas veces ha sido difícil pero hemos visto que haciendo lo que Él quiere tiene mejor resultado. Mi mente es finita pero la sabiduría de Dios no tiene fin. Siempre tiene pensamientos de bien y un futuro hermoso aunque pasemos por tormentas, valles de sombra y de muerte, enfermedades etc. Dios siempre tiene un plan y se va a cumplir al pie de la letra. Sea que vivamos o sea que muramos somos del Señor.
Él nos lleva muchas veces por caminos desconocidos pero estamos seguros de que la fidelidad de Dios perdurará para siempre.
¡Les amos Iglesia Metropolitana!
Eunice Pagán Rosa
Venid y ved los actos de Dios, admirable en sus hechos para con los hijos del hombre. Él convirtió el mar en tierra seca, y por el río pasaron a pie. ¡Regocijémonos en Él!”
Salmo 66: 5-6