"Con quienes cumplen tu pacto y obedecen tus mandamientos tú siempre actúas con amor y fidelidad", (Salmo 25:10)
Mi nombre es Mirta Laureano y quiero compartirte una experiencia reciente. El sábado en la noche, antes del Domingo de Ramos, salía de un compartir familiar, cuando sentí un ruido en una de las gomas de mi vehículo. Me estacioné, las verifiqué y al parecer todo estaba bien y continué el camino. Tiempo después volvió el ruido. En esta ocasión dije: “No voy a parar hasta llegar a mi casa". Ya al llegar a la caseta del guardia el ruido era más fuerte. Llegué a mi casa, abrí el portón del garaje, apagué la guagua y cerré el portón. Cuando entré a la casa escuchamos un ruido. Era una de las gomas delanteras que se había vaciado en su totalidad. El Señor me permitió llegar a casa. ¡Gracias, Señor!
Ya desde diciembre sabía que las gomas no daban más y le había pedido al Señor, “dame hasta enero para cambiarlas”. El Señor, no sólo me dio hasta enero, me regaló dos meses adicionales, pero yo me olvidé de mi petición. Sabrán que al otro día no pude ir al culto de Domingo de Ramos. Después del ver culto virtual, fui a comprar gomas nuevas.
A veces somos negligentes con nuestras obligaciones y deberes. El Señor no olvida nuestras peticiones nos da más de lo que merecemos, es por su gracia. Nuestro Dios es fiel, real. Nos hace sentir seguros durante la noche y nos da paz en cada circunstancia de nuestra vida