“Jesús nos sigue perdonando. Todavía siglos después, perdona nuestros pecados por gracia, porque no lo merecemos. En este tiempo de quedarnos en casa, todos hemos tenido la oportunidad de reflexionar sobre cosas, que por nuestro ajetreado estilo de vida no pensamos”.
Lo que aprendí gracias al terremoto
Este evento en mi vida me permitió aprender a cuidar mejor de mí misma y a animarme a indagar en cosas que antes no me atrevía. Me permitió acompañar a otros en su propio dolor, y a abrir espacios seguros para que sanen individuos y comunidades. No soy psicóloga ni terapeuta, pero he descubierto que el regalo del acompañamiento, el proceso del sanador herido, puede ser la clave en la resiliencia y el crecimiento postraumático de una persona o comunidad.