Reflexión
El buen pastor su vida da por las ovejas
Juan 10:11 “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas”.
La imagen de un buen pastor que nos presenta la Biblia, es un hombre que tiene a cargo el cuidado de un rebaño de ovejas. Debe estar bien atento y defender su rebaño cuando este corre peligro. Recuerdo el himno “Eran cien ovejas…” Cien son demasiadas. De estas cien una se quedó atrás y salió a buscarla. La encontró maltrecha, asustada y con frio. Pudo haberla dejado, pero no lo hizo. No le convenía dejarla. Por lo general los pastores que las cuidaban no eran sus dueños y debían responder por ellas. También he leído que las ovejas son distraídas y no funcionan adecuadamente cuando se encuentran solas. Necesitan una voz que las dirija y que las llame cuando se pierden. He podido comprobar que este dato es cierto.
Esta imagen de la oveja perdida y el pastor que va por ellas me recuerda que yo fui una oveja perdida por mucho tiempo y sin tener conciencia de ello, pero dos “pastores” vinieron por mí y fui rescatada. La experiencia de encontrarme con Cristo fue una difícil de describir. No fui ni soy la misma. Dios ha hecho grandes cosas conmigo. Me dio una esperanza nueva. Me cambió la historia y un futuro incierto se disipó. Vi la vida con los espejuelos de la esperanza. Al pasar el tiempo me fue “entrenando”. Tenía algo nuevo, algo que cambiaría mi vida. Me llamó a levantar obra donde no había nada. Entré al campo de batalla y solo le dije a Dios, “si tú vas conmigo, yo voy”. Las dificultades están, pero si Dios está en el asunto la victoria es segura. Él es excelente proveedor.
Desconozco la experiencia de mis pastores, pero si conozco lo que es pastorear. Tarea fuerte; hay momentos que te suben al cielo y otros que parece que te dejan caer, pero Dios no lo permite si estás agarrado de sus promesas, si estás “entregao”.
A mis dos “entregaos” pastores los cargo en mi corazón y en mis oraciones. La tarea es ardua, en ocasiones. Se ríe, se canta, se celebra y en otras no. Esa es la batalla. Se toma la armadura de la fe y con paso seguro y firme se camina.
Oremos por nuestras familias pastorales en todo tiempo. Es necesario y es un mandamiento. Hebreos 13:7 “Acordaos de vuestros pastores, que os hablaron la palabra de Dios; considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe”.
Migdalia Correa
Pastora Jubilada
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