Dios es poderoso y majestuoso

 “El cielo y la tierra dejarán de existir, pero mis palabras permanecerán para siempre” 

    (Mateo 24:35 TLA).

 Cuando la miro la creación, en ella se manifiesta el poder y la majestuosidad de Dios. Nadie más ha podido hacer y ni siquiera asemejarse a lo creado por Él.  Ni la ciencia, ni la tecnología que tanto han avanzado en sus inventos y adelantos, han logrado crear cosas que Dios nos regala a diario como el agua, las estrellas y la luz del sol.  Mucho menos han logrado inventar algo que se iguale a su proyecto más grandioso que es el ser humano…la vida.  Al observar el mar, un atardecer o una noche de luna vemos el esplendor de su obra y la perfección con la que cada una funciona. 

Sin embargo, en este pasaje Jesús habla sobre el fin del mundo.  Se reunió con sus discípulos en el Monte de los Olivos y allí les anticipó que aún todo lo que esta en este mundo pasará.  Esa creación imponente y maravillosa, que demuestra tanto poder y que es tan grande, pasará.  No obstante, nos dice que sus palabras son aún mayores que esto, porque permanecerán para siempre.  Esa comparación que hace Jesús, demuestra que su Palabra y las promesas que encontramos en ella son más firmes, estables y seguras que toda la estructura del mundo.  ¡¡Me parece que eso es poderoso!! Dios, no es cambiante. Su palabra no ha cambiado y no cambiará.    Él es el mismo todo el tiempo.  Su amor es constante y nos rodea a diario, sin importar nuestras faltas, defectos o debilidades.  El mundo en el que vivimos es uno cambiante.  Pero Dios no lo es. No nos distraigamos con lo que vemos en el mundo, porque eso sí cambiará.  Nuestro pacto con Él no está sujeto a lo que dicte el mundo.   Seamos imitadores de Él: firmes, fieles, sin importar lo que pueda venir. 

Oración:  Señor creador del cielo y la tierra, agradecemos tu misericordia con nosotros y tu amor infinito e incondicional.   Ayúdanos a siempre tener presente que tu Palabra esta llena de poder.     Queremos encontrar en ella dirección, sabiduría, guianza y sobre todo, la muestra de tu inigualable amor.  Que con tu Palabra, alumbres nuestro caminar cada día para ser imitadores tuyos.  Amén.

Carmen Iris Ortiz Rodríguez