“En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?” (Salmos 56:4)
Conocer que la Palara de Dios es viva, real y de consuelo es motivo de alabanza y de gozo. Porque podemos confiar que lo prometido por nuestro Padre Celestial será la vivencia en nuestras vidas. La Palabra nos asegura que Dios, ha prometido guardarnos, ayudarnos, llegar a nuestro auxilio y ser nuestra provisión.
Aunque en diversas experiencias o temporadas de nuestras vidas, experimentamos desánimo, temor o incertidumbre, debemos confiar en su amor y en el sacrificio de su hijo, Jesús, en la cruz del calvario. ¿Debemos temer? Definitivamente no, ninguna palabra pronunciada o comportamiento realizado por el hombre, puede ir en contra de la confianza que debemos tener en Dios. Él es nuestro descanso, ánimo.
Oración:
“Dios, permite que en todo momento podamos vivir confiados en tu Palabra y amor. Permite que podamos descansar en tus promesas”. Amén.
Zoelys Lebrón