La Palabra de Dios hace que la tierra germine

“Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías,55:10-11)

En el libro de Isaías, vemos corroborada la grandeza y el poder de la Palabra.  Este libro fue escrito por el profeta en los años 700-650 AC. Vemos cómo se cumple la profecía en los libros del Nuevo Testamento cuando podemos ver a Jesús hablándole al pueblo de Israel. Señala Isaías, 55:10 que la Palabra es como el agua y la nieve que riega la tierra para que la semilla sembrada germine y con ella se produce pan para comer. Jesús regó la semilla como pan y luz de vida en el hombre en terrenos ya fertilizados por Juan el Bautista, y la semilla germinó según profetizó Isaías. En el libro de Juan 1:4 dice: “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”. Todo esto lo encontramos en la Palabra del Señor. Hoy, que tomaste de tu tiempo para leer está reflexión, te quiero hacer una pregunta: ¿Es la Palabra la fuente de luz que dirige tus pasos día a día a toda hora y en todo momento? Solo tú tienes la contestación.  Pero te invito a que detengas tu caminar, el cual a veces resulta en una jornada tediosa, pesada y confusa, donde muchas veces no conseguimos ver el final del camino. Hagamos nuestras las promesas del Señor.

 Isaías,55:11 dice: “Así será mi palabra que sale de mi boca, no volverá a mi vacía si no que hará lo que yo quiera y será prosperada en aquello para lo que la envié”. Dios tiene un propósito para su pueblo y la misma habrá de cumplirse. Es por esto, que su Palabra no retorna atrás vacía. Él es el Alfa y el Omega, el principio y el fin. Su esencia no cambia desde Génesis hasta Apocalipsis. Escudriñemos la Palabra, porque en ella se encuentran todas las repuestas que no hallamos en este mundo convulso. El tiempo de Dios es perfecto, y siempre llega en el momento preciso, ni tarde ni temprano. El tiempo de Dios para nuestras vidas es hoy y ahora; recíbelo, escúchalo y atesóralo. Solo en el Padre tenemos vida y vida eterna juntamente con Él. Recordemos la conversación de Jesús con la Samaritana en el pozo de Jacob, Juan,4:13-14 Respondió Jesús y le dijo: “Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” Dios te bendiga.

Oración: “Señor venimos a tu presencia en humillación y adoración solicitando tu misericordia para con tu pueblo. Y que tu Santo Espíritu, derrame sobre tu pueblo nueva unción a través de tu Santa Palabra. Hoy la recibimos en el nombre que es sobre todo nombre, en ti Jesús”. Amén.

 Edilberto Rivera