Reflexión pastoral
Esta semana se limpiaron las ventanas de la casa.
Quisiera decirles que fui yo, pero quedaría como un gran mentiroso. Otro día hablamos de eso. Limpiar ventanas es esa tarea engorrosa que hay que hacerla con regularidad porque el polvo se acumula y no es tan fácil de sacar. Toma tiempo y por lo general deja un dolores en el cuerpo por todos los malabares que se hacen para que queden limpias y brillantes. El detalle es que por más que uno quisiera evitarlo, llega el polvorín y en nuestro caso, puede viajar distancias tan largas como desde el desierto del Sahara hasta nuestras costas caribeñas.
El término de la ventana es usado para muchas cosas. En el mundo del trabajo hemos escuchado cómo, en varias ocasiones, se habla de las ventanas de retiro.Estas se abren para adquirir mejores beneficios en una oportunidad de salida temprana. En la tecnología, como diferentes accesos para hacer documentos, gráficas y cualquier alternativa que quiera hacer el diseñador. Pero la más conocida es aquella que permite claridad y brisa para quienes están dentro de una estructura.
La vida es como una ventana. Todos estamos dentro de diferentes estructuras de vida que requieren tener espacios de claridad y donde podamos respirar. La falta de oxigenación y la incertidumbre se torna en una receta para la ansiedad y desesperación. Muchos en medio nuestro están desesperados porque sus ventanas están polvorientas. El tiempo del encierro ha acumulado polvo y la calidad de vida se ha deteriorado en el hogar y las demás relaciones.
En Génesis 8, cuando terminó el diluvio, Noé abrió una ventana del arca y soltó un cuervo para saber si las condiciones estaban aptas para salir. La ventana fue importante para ver, pero ante todo, para constar que se podía salir y que Dios había despejado todo obstáculo para disfrutar con plenitud. Es posible que haya estado lloviendo “a cántaro” alrededor tuyo, abre la ventana y contempla que Dios quiere darte claridad para salir y ser instrumento de vida en esta tierra deteriorada. Saca el polvo y abre las ventanas. Mira al horizonte y mira lo que Dios ha puesto frente a ti. Él te ama y te oxigenará.
por Pastor Eliezer Ronda
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En este mes de julio:
Hemos dedicado nuestros esfuerzos a dar atención especial a nuestra niñez y personas de la tercera edad, por medio de la celebración de encuentros de verano. Damos gracias a Dios por ellos