Boletín 3.abril.22: Reconciliados

por Pastor Daniel Rivera

 Comúnmente se dice por ahí, que es mejor pedir perdón que pedir permiso. Esta expresión supone que debemos adelantar nuestra voluntad por encima del diálogo y las relaciones sanas. Rápidamente, esto puede crear malos entendidos entre parejas, familias, amistades e incluso, la iglesia. Debemos ser intencionales en vincular nuestras acciones con la buena conversación, que también dicen por ahí que conserva amistades. Es por esto que, como creyentes, aspiramos a vivir en constante reconciliación.

 

En el evangelio según Lucas, se nos comparte la historia del hijo pródigo (Lc.15:11-32). Este joven lo tenía todo en la casa de su padre.  Pero pidió su herencia por adelantado para realizar sus deseos en la vida. El hijo pródigo pidió perdón antes que pedir permiso. Este joven quería hacer las cosas por su cuenta, en su tiempo y vivir su vida entre una supuesta plenitud. Sin embargo, llegó el día que perdió todo el dinero y se encontró comiendo la misma comida que los cerdos.

 

Durante el curso de nuestra vida, el impulso de hacer nuestra voluntad muchas veces nos lleva a lacerar relaciones en nuestra vida. Es ahí donde tomar consciencia sobre lo hermoso de la reconciliación lo cambia todo. Para vivir en reconciliación debemos reconocer que estamos distantes, tenemos cosas que cambiar y procesar una transformación que nos ayude a madurar. El teólogo pastoral español Luciano Sandrín (2019), en su libro Comunidad Sanadora, afirma, “lo nuevo no es siempre lo mejor. Para construir un futuro nuevo es importante vivir en plenitud del presente, pero también aprecio por el pasado. Lo viejo y lo nuevo se encuentran y se viven las oportunidades del presente.”

 

Afirma el verso 17 que el hijo pródigo “volvió en sí”. Su pasado, que curiosamente era bueno, lleno de amor y aceptación, le hizo afirmarse en un nuevo futuro. Se acordó que en la casa de su padre estaría mejor. Lo hermoso de todo esto es que cuando el hijo se dispuso a regresar a la casa del padre, no lo recibió un criado sino su padre. Hoy es una buena oportunidad para darnos el permiso de encontrar paz y una nueva oportunidad de futuro. Hoy es una buena oportunidad para buscar reconciliar nuestro pasado, sanar heridas y regresar a casa. Pues estoy seguro que nos espera un mejor futuro; ya no como pródigos sino como reconciliados.