Que bueno es visitar otros lugares extraordinarios y explorar lo que encontramos allí. No es lo mismo ver fotografías en las promociones de destino que nos llegan, que ver con nuestros propios ojos la hermosura de esos territorios. En muchas ocasiones, sacamos tiempo para ver documentales, leer reportajes y hasta consultar experiencias de otros para ver cuán idóneo es llegar a ese destino. Si hay tiempo para considerar esa opción, es necesario tomar la determinación de ir allí y hacer todos los arreglos que se requieren para salir.
Esos arreglos requieren varias cosas. Pero antes de llegar a la puerta de embarque, hay que tener la documentación adecuada y el equipaje correcto. De lo contrario, corremos el riesgo de no llegar a donde queremos. Probablemente hasta tendremos que botar algunos artículos que por regulaciones de las autoridades de los aeropuertos, no están permitidas en el abordaje. Este es precisamente, uno de los momentos más incómodos, pues somos forzados a desprendernos de esos artefactos que queremos, pero que no pueden ser transportables. Lo importante, es que si nos despojamos de ellos, podremos entrar por la puerta de embarque y llegar a donde ansiamos estar.
En la Metropolitana, nos encontramos en el proceso reflexivo de identificar cuál es la ruta que Dios nos invita a desarrollar como iglesia en estos momentos. La hora de ver las imágenes del lugar a donde por mucho tiempo soñamos ir, ha ido pasando. Nos corresponde empacar lo que necesitamos y quitar lo que pudiera ser desfavorable para el proceso de salida. Es un espacio que requiere madurez para comprender lo que Dios desea que hagamos como iglesia para crecer y ser un instrumento de transformación y vida en esta comunidad.
“No vivan como necios sino como sabios. Saquen el mayor provecho de cada oportunidad en estos días malos. No actúen sin pensar, mas bien procuren entender lo que el Señor quiere que hagan” (Efesios 5:15b-17, NTV).
Hoy, no solo soñamos, sino que empacamos lo que necesitamos para llegar al destino que Dios nos convoca como iglesia. Esta reflexión nos invita a identificar nuestros valores, principios y aspiraciones para nuestra comunidad y para cada persona que se encuentra en nuestro caminar como iglesia. A la luz de la Biblia, examinaremos cuál es el comienzo, en dónde reside el problema, qué es la fe, cuáles son las reglas, quién es Jesús, la profundidad de la gracia de Dios y a qué estamos llamados.
Te exhorto a que empaques. Saca tus maletas. Busca lo que necesitas y saca lo que aunque te guste, no es necesario para llegar al lugar que Dios te invita. Después de todo, Él es el capitán de nuestra nave. Vamos. ¡Empaca y vámonos!
Bendiciones,
Eliezer Ronda