“La tarea pastoral, con repercusiones de eternidad, es compleja, variada y exigente. Es por eso que, depende de la ayuda de Dios, de su sabiduría y de su gracia. Cuenta con los feligreses que forman la familia de la fe que Dios ha puesto en sus manos”.
Buena y mala memoria
Mi palabra no es la ley
No es saludable engañarnos que somos los reyes y dueños del espectáculo. Nuestra palabra no es la ley o mas bien, que determina los designios de nuestra vida. Nos corresponde fijar nuestra mirada y mente en la ley de Dios para todos. Por eso, el consejo a la nueva generación que entró a la tierra de la promesa era: “Solo te pido que tengas mucho valor y firmeza para obedecer toda la ley que mi siervo Moisés te ordenó. No te apartes de ella para nada; solo así tendrás éxito dondequiera que vayas. Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito” (Josué 1:7-8, NVI).
Conforme pero no conformista
Sin máscaras
En la unidad nos hacemos comunidad
Acepta el reto
¿Qué hacemos con el RSVP?
Participar de la experiencia del culto y celebrar que somos notados por el amor de Dios a cada uno es hermoso y maravilloso. Su gracia nos alcanza por encima de todo. Pero, también requiere que respondamos a la invitación que Dios nos hace de servir. Negarnos a responder al amor de Dios y la convocatoria que nos hace de servir, de igual manera es rechazar la invitación.
El crescendo de la fe
Ni con maña, ni con fuerza
Es usual que algunos recurran a la resolución mediante la fuerza sin comprender los alcances que tienen estos actos en el otro y hasta en nosotros mismos. Pensamos que ser “fuertes” es lo importante para resolver. En otros, la idea se ubica en la “maña” que mas bien apunta a la astucia. Sabemos que ambas opciones, tienen sus valores pero al final, muchas veces su intención no es poner la atención en lo que se puede resolver, sino en quién resuelve y perdemos de perspectiva lo esencial.