Participar de la experiencia del culto y celebrar que somos notados por el amor de Dios a cada uno es hermoso y maravilloso. Su gracia nos alcanza por encima de todo. Pero, también requiere que respondamos a la invitación que Dios nos hace de servir. Negarnos a responder al amor de Dios y la convocatoria que nos hace de servir, de igual manera es rechazar la invitación.
El crescendo de la fe
Ni con maña, ni con fuerza
Es usual que algunos recurran a la resolución mediante la fuerza sin comprender los alcances que tienen estos actos en el otro y hasta en nosotros mismos. Pensamos que ser “fuertes” es lo importante para resolver. En otros, la idea se ubica en la “maña” que mas bien apunta a la astucia. Sabemos que ambas opciones, tienen sus valores pero al final, muchas veces su intención no es poner la atención en lo que se puede resolver, sino en quién resuelve y perdemos de perspectiva lo esencial.
Veo Veo; ¿Qué ves?
En nuestra jornada de fe, nos queda el reto de ver cómo podemos ver a Dios trabajar y operar en los eventos que nos marcan. Hay ocasiones que Dios nos parece grande e invencible, pero también si somos honestos, hay ocasiones que lo percibimos pequeño e impotente ante las cosas que nos ocurren en el interior de nuestras vidas. Entonces, nos queda cómo podemos enfocar nuestra visión ante estos sucesos que nos atrapan.
Que se acabe el revolú
Dios en su actividad redentora, nos libera del pecado, pero de igual manera, nos presenta reglas que nos ayudan a preservar el orden que en medio de nuestro propio caos se apodera de nuestra vida. Sus reglas, mas que una condición de su amor a nosotros, es una confirmación de su trato con nosotros. Estamos llamados a creer y obedecerle. No hay por que vivir en revolú.
Entre la sospecha y la certeza
En un país que rige una ley llamada PROMESA, por el incumplimiento de quienes prometieron, la confianza es revolucionaria y atrevida. Literalmente estamos rodeados de un ambiente desconfiado en nuestra palabra. Sin lugar a dudas la herida provocada por el menoscabo de otros lacera las relaciones. Por eso, pensar en una fe que busca entender, nos impulsa a una fe que pueda crecer en medio de las cosas que han sido espinosas mediante la esperanza de que lo presente no determina lo que Dios puede hacer.
Escondidos y encontrados
La idea de no dejarnos ver, intenta poner a prueba el ingenio que puede tener la otra parte para encontrarnos. Por otro lado, está el que busca por cualquier “recoveco” en dónde probablemente se ha escondido la otra parte. La idea de buscar al escondido estriba en hacerlo en donde menos pensamos. De igual manera, si somos quienes nos escondemos, hacerlo en el lugar menos pensado par ser encontrados por el otro. Es la idea de tratar de pensar en lo que el otro piensa con el fin de descrifrar lo que cree en un momento dado.