“Pastores a Belén, vamos con alegría”…Esas líneas forman parte de un cántico navideño que conocemos muy bien. Evoca lo que hicieron los pastores del relato bíblico, cuando el ángel les anunció el nacimiento del Mesías esperado. De inmediato salieron a ver a aquel niño que descansaba con sus padres en una cueva-establo, en algún rincón de Belén.
La imagen del pastor es frecuente en la Biblia. El Salmo 23 es uno de los mejores ejemplos. Allí se compara a Dios como el pastor por excelencia que cuida a las ovejas en toda situación.
En una ocasión le preguntaron a un niño, ¿en qué trabaja tu papá? Él contestó: “Mi papá no trabaja, es pastor”. Nada más lejos de la realidad.
¿Qué hacen los pastores de almas? ¿A dónde van?
El pastor o pastora va con alegría a celebraciones de feligreses. Se goza con ellos y disfruta sus triunfos. De igual forma va a acompañar a familias en momentos de enfermedad y dolor como un acto de solidaridad y de forma intencional. Acompaña cuando hay pérdidas de familiares queridos. Es persona de apoyo incondicional en los momentos finales de la vida y portador de un mensaje de consuelo y fortaleza. ¡Cuánto alientan las palabras de un pastor o pastora en una funeraria!
Ese hombre o mujer, de igual manera, le dedica horas de consejería a personas y familias buscando el bienestar de los aconsejados. En adición a todas estas cosas (y otras que no incluyo), el pastor proclama la Palabra de Dios.
Para hacerlo, dedica tiempo de preparación en lecturas, oración y reflexión. Al predicar se convierte en voz orientadora y pertinente para una congregación que escucha con avidez y corazón sensible, esa palabra de vida.
El pastor o pastora es muchas veces buscado por medios de comunicación para comentar, a la luz de la fe, eventos y situaciones que conmueven a las personas.
Así pues, la tarea pastoral, con repercusiones de eternidad, es compleja, variada y exigente. Es por eso que, depende de la ayuda de Dios, de su sabiduría y de su gracia. Cuenta con los feligreses que forman la familia de la fe que Dios ha puesto en sus manos.
Hoy reconocemos a Eliezer, a Raquel y a Racheli pues cuando la figura pastoral tiene su propia familia nuclear, esta se involucra en su ministerio. De hecho, su familia es su proyecto principal de vida. Así lo reconoce la iglesia.
Le pedimos al Pastor de pastores que lo sostenga, no por sus barbas, sino por sus hombros y le ayude cada día a llegar al lugar donde su palabra y presencia es bálsamo y aliciente.
Y sobre sus Yankees, pues…
Luis Guillermo
Presidente Junta de Oficiales