¿Quién recuerda cuando era “prepa” en la universidad? Me refiero a ese momento en que íbamos a la universidad como estudiantes por primera vez con la “perse” de ser alcanzado por los otros universitarios de más tiempo allí. En mi caso, iba con una cara de aparente seguridad pero con la preocupación de ser iniciado por los demás con algún “baile de la pelúa” o algún huevo que llegara volando sobre mí. En fin, era una sensación de ansiedad “controlada” para dar la impresión que no tenía ningún nerviosismo.
En esos días sólo había un carro en mi casa. Era un Dodge Colt de 1977, que mi papá le había regalado a mi mamá en su quinto aniversario de casados. Lo más interesante es que ese era el carro con el que iba a la universidad. No faltaban comentarios de bromas y burlas al llegar en él. Era costumbre que quien viera el carro con su bonete mohoso y sonido extravagante, diera su opinión de la impresión que tenían. Yo le llamaba Kitt en honor al Trans Am de la famosa serie de televisión “Knight Rider”.
Jamás olvidaré aquel día de octubre de 1998. Había dejado el carro estacionado entre la Urb. Versalles y la zona industrial que quedaba fuera de la universidad. Esa mañana cayó una lluvia torrencial que no paró por varias horas. El área se inundó y el carro fue arrastrado por la fuerza del agua. Quedó colgado en un tubo enorme de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados con las gomas viradas por el impacto con el conducto. Al regresar a mi carro y verlo suspendido, mi sensación fue de incredulidad.
Era increíble ver con mis ojos el carro guindado con las gomas viradas en direcciones opuestas. Lloré. Me dio mucha preocupación lo que diría mi madre al perder el único carro que había en nuestra casa.
Allí llegaron varios amigos. Estuvieron mucho tiempo conmigo, aunque eventualmente se fueron a sus casas. Sin embargo, recuerdo como hoy a Nelson Joel Torres Díaz, quien vivía en Carolina para aquel momento y se quedó conmigo. Salió en un momento para traerme una oferta de Burger King para que comiera. Estuvo conmigo hasta que pudieron remover el carro luego de más de 8 horas que tomó toda la operación. Había preocupación de dejar esa zona sin servicio pluvial. Nelson Joel, fue amigo en el tiempo de mayor necesidad. Me trajo algo de comer y permaneció conmigo hasta que se resolvió la situación. También apareció Randy Freeman, quien me ofreció llevarme todos los días a la universidad hasta que consiguiera cómo moverme. Lo único era que su carro tenía problemas de transmisión y no le funcionaba la reversa. Lo interesante es que yo vivía en una calle sin salida. Todas las mañanas, me buscaba y juntos empujábamos el carro en reversa para que siguiéramos nuestro camino para la universidad. Era toda una aventura ir a la universidad en aquel Lumina sin reversa. Tanto Nelson Joel como Randy fueron personas que me dieron la mano en un momento de gran necesidad y dolor para mí y mi familia.
Fueron amigos en los momentos de necesidad. Literalmente, me alimentaron y me llevaron en los momentos en que pensé que no podía llegar a donde quería. Fueron y son amigos llenos del amor de Dios que lo mostraron en mi momento de crisis. Hoy Nelson es pastor de la Iglesia de Dios de la Profecía y Randy ha sido un ministro de la música de reggae por muchos años. Son verdaderos seguidores de Cristo. Mostraron a Jesús como el gran amigo que es.
Tal vez estás en un momento en que tu vehículo de vida se ha atrofiado y estancado. Quizás necesitas fuerzas para seguir. Cristo es el gran amigo que nos muestra su amor y fidelidad. Nos alimenta cuando perdemos el sustento. Es quien nos saca de las calles sin salida para llegar a la esperanza. La amistad no es un asunto meramente de pasar un tiempo para compartir. Es la afirmación de la fidelidad en la crisis para dejarnos saber que no estamos solos y que hay salida.
Te invito a que le des la oportunidad a Jesús para que le dé dirección a tu vida. Después de todo, Él te ama y te ofrece vida. Así lo leemos en el texto bíblico: “Pero Dios prueba que nos ama, en que, cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:8, DHH).
Bendiciones,
Eliezer Ronda Pagán