“Dios es fiel y no deja de amarnos y acompañarnos incluso, en las situaciones más aterradoras como la de este virus. Podemos contar con el amor y la fidelidad de Dios. Pase lo que pase, como dice Pablo, nada nos separa del amor de Dios en su Hijo”.
El vaso
Acepta el cuidado y protección de Dios
“Hoy quiero respirar intencionalmente, imaginar el recorrido del aire por el interior de mi ser, mientras en mi mente se escucha la música y acepto la invitación de Jesús, una vez más…: “♪Tú eres mi respirar, Tu eres mi respirar, Dios tu presencia vive en mí♪” “♪Tú eres mi paz Señor… Y yo te anhelo Señor♪”.
Deja que Dios controle tus temores
“Piensa como un niño por un minuto y visualízate en la barca. En mi mente de niño, hubiera corrido a Jesús y levantándole el brazo, me acomodaba en la almohada. Lo hubiera apretado lo más fuerte que pudiera porque, aunque la tormenta no cesaba y el barco se hundía, mi mente de niño encontraría seguridad en solo estar en los brazos del Maestro”.
Dios nos hará descansar, no temamos
Entrega tus pensamientos a Dios
“En este momento, reflexiona y trae a tu mente aquellas cosas que te preocupan, que te ponen ansioso, que te roban la respiración. ¿Trabajo?, ¿finanzas?, ¿futuro?, ¿salud?, ¿familia?… todas son válidas. Pero Dios nos invita a descansar en Él. Nos invita a entregar en sus manos nuestros más profundos pensamientos”.
Descansa en la oración y la palabra de Dios
“El poder sentir el acompañamiento del Señor en mi vida cotidiana no surge como un acto de magia, sino que es el resultado de una relación diaria de diálogo sincero y genuino con Él. A este diálogo le llamamos oración y el estudiar en la Biblia sus enseñanzas, promesas y guianzas, es la clave que me lleva a fortalecer mi relación de hija con Él”.