En nuestra jornada de fe, nos queda el reto de ver cómo podemos ver a Dios trabajar y operar en los eventos que nos marcan. Hay ocasiones que Dios nos parece grande e invencible, pero también si somos honestos, hay ocasiones que lo percibimos pequeño e impotente ante las cosas que nos ocurren en el interior de nuestras vidas. Entonces, nos queda cómo podemos enfocar nuestra visión ante estos sucesos que nos atrapan.
Escondidos y encontrados
La idea de no dejarnos ver, intenta poner a prueba el ingenio que puede tener la otra parte para encontrarnos. Por otro lado, está el que busca por cualquier “recoveco” en dónde probablemente se ha escondido la otra parte. La idea de buscar al escondido estriba en hacerlo en donde menos pensamos. De igual manera, si somos quienes nos escondemos, hacerlo en el lugar menos pensado par ser encontrados por el otro. Es la idea de tratar de pensar en lo que el otro piensa con el fin de descrifrar lo que cree en un momento dado.
¡Empaca y vámonos!
En la Metropolitana, nos encontramos en el proceso reflexivo de identificar cuál es la ruta que Dios nos invita a desarrollar como iglesia en estos momentos. La hora de ver las imágenes del lugar a donde por mucho tiempo soñamos ir, ha ido pasando. Nos corresponde empacar lo que necesitamos y quitar lo que pudiera ser desfavorable para el proceso de salida. Es un espacio que requiere madurez para comprender lo que Dios desea que hagamos como iglesia para crecer y ser un instrumento de transformación y vida en esta comunidad.