“Dios no cambia. El libro de Dios está vigente. Su poder y su gracia no expiran, no caducan y no se agotan. Sus promesas son para todos nosotros y Él siempre es fiel”.
“Jesús calma la tormenta”
Un pequeño respiro
“Es tiempo de preparación, de oración. Tengamos paciencia para esperar el precioso fruto que algún día recogeremos. Estemos alertas a las señales de Dios, como el agricultor está pendiente a las inclemencias del tiempo y cómo pueden afectar su siembra, para seguir escuchando la voz del amado y poderle responder: “Heme aquí, estoy a tus pies para servirte”.
Lo que estamos pasando no nos separa del amor de Dios
El vaso
Acepta el cuidado y protección de Dios
“Hoy quiero respirar intencionalmente, imaginar el recorrido del aire por el interior de mi ser, mientras en mi mente se escucha la música y acepto la invitación de Jesús, una vez más…: “♪Tú eres mi respirar, Tu eres mi respirar, Dios tu presencia vive en mí♪” “♪Tú eres mi paz Señor… Y yo te anhelo Señor♪”.
Deja que Dios controle tus temores
“Piensa como un niño por un minuto y visualízate en la barca. En mi mente de niño, hubiera corrido a Jesús y levantándole el brazo, me acomodaba en la almohada. Lo hubiera apretado lo más fuerte que pudiera porque, aunque la tormenta no cesaba y el barco se hundía, mi mente de niño encontraría seguridad en solo estar en los brazos del Maestro”.
Dios nos hará descansar, no temamos
Entrega tus pensamientos a Dios
“En este momento, reflexiona y trae a tu mente aquellas cosas que te preocupan, que te ponen ansioso, que te roban la respiración. ¿Trabajo?, ¿finanzas?, ¿futuro?, ¿salud?, ¿familia?… todas son válidas. Pero Dios nos invita a descansar en Él. Nos invita a entregar en sus manos nuestros más profundos pensamientos”.