Reto Metropolitano

Fe y Salvación, la combinación perfecta

 Fe y Salvación, la combinación perfecta

“Un día, al escuchar que Jesús, el Hijo al que hace referencia este versículo, fue muerto por mis culpas, mis pecados, mis rebeliones y enemistad yo decidí creer de todo corazón que ese sacrificio lo hizo Dios por mí. No lo vi con mis propios ojos, no me hizo falta. Lo que describo cómo “yo decidí creer” no es otra cosa que la acción de depositar mi fe en aquel que tomó mi lugar en la cruz para brindarme el regalo de la salvación”.

Le sirvo al Dios de salvación

Le sirvo al Dios de salvación

“Hoy vivo agradecida de la salvación que Dios me dio. Fue la base para que yo mantuviera la paz mientras esperaba por mi sanidad.  Esa misma fe, la cual está basada en la salvación que Dios me dio, es la que me servirá para enfrentar las próximas experiencias de la vida y sé que, de la misma forma que lo hizo cuando estaba delicada de salud, Él me salvará otra vez”.

Mi seguridad

Mi  seguridad

“Él envió a Su hijo unigénito para que se diera en la cruz del Calvario por cada uno de nosotros por AMOR;  entonces yo decido creerle y saber que no importa por lo que esté pasando Él me dará el Respiro de Fe que necesito para seguir hacia adelante teniendo la paz de Él y sabiendo que en Sus manos estaremos seguros”. 

Firme, aun en el dolor

Firme, aun en el dolor

“Dios me llevó a ese lugar a experimentar una especial relación con Él, la cual el apóstol Pedro resume de la forma siguiente:  “Y, después de que ustedes hayan sufrido un poco de tiempo, Dios mismo, el Dios de toda gracia que los llamó a su gloria eterna en Cristo, los restaurará y los hará fuertes, firmes y estables””