“En estos momentos, cuando hemos tenido que pausar obligatoriamente, puede ser que (como yo) nos hemos encontrado con Dios y con nosotros mismos. Nos hemos encontrado con la lucha de nuestras áreas a mejorar, con nuestras inseguridades, con nuestra vulnerabilidad y con la falta de control. Pero la oración y la palabra son los que dan las esperanza de quién soy, de ser fuertes en Él, del cuidado que Dios tiene con nosotros y del amor que sobrepasa todo entendimiento”.
Firmes, pero en avanzada
“Me gusta ver estas dos herramientas así: en la palabra encuentro mi refugio ante las adversidades y el cómo vencer las mismas; en la oración consigo el reposo y las fuerzas en Él. Aferrados a su palabra y consolados en su presencia mientras oramos podremos mantenernos firmes como soldados. Ven, seamos transformados por Él, en Él y para Él”.
Palabra y oración, el refugio para conectarnos con Dios
El yelmo de la salvación
“Diariamente debemos orar. La oración no cambia a Dios, pero sí nos cambia a nosotros y nos permite mirar al futuro con esperanza. La oración es el aceite que lubrica la espada (la palabra), y como olor fragante llega a nuestro Señor. Con estas piezas de la armadura, seremos más que vencedores y estaremos firmes”.
Firmes en la palabra y oración
“¿Cómo ha seguido ministrando la iglesia? Usando nuevas estrategias virtuales. Dios, que tiene todo en control, aunque parezca que no, está usando estos instrumentos para alcanzar con el evangelio de salvación al mundo entero. ¡Gloria a su nombre! Este es el momento de la iglesia verdadera. Debe ser prioridad atender a ese pueblo y conducirlo con amor y ternura a encontrar la paz, el amor y el perdón en Jesucristo el Señor”.
Dios como primera prioridad
La fe te lleva a lugares inexplicables
“Una de mis historias favoritas en donde podemos ver la fe es la historia de Ester. Para los que no sepan, Ester es la que salvó a los judíos arriesgando su posición como reina. Ella debió tener mucha fe. Su fe llevó al pueblo a la salvación. La historia de Ester es inspiradora para muchas personas”.
Vivo agarrado del Señor
Fe y Salvación, la combinación perfecta
“Un día, al escuchar que Jesús, el Hijo al que hace referencia este versículo, fue muerto por mis culpas, mis pecados, mis rebeliones y enemistad yo decidí creer de todo corazón que ese sacrificio lo hizo Dios por mí. No lo vi con mis propios ojos, no me hizo falta. Lo que describo cómo “yo decidí creer” no es otra cosa que la acción de depositar mi fe en aquel que tomó mi lugar en la cruz para brindarme el regalo de la salvación”.