“En tiempos de ansiedad, nos toca descansar. En tiempos de preocupación nos toca confiar. Las réplicas seguirán, pero en algún momento, cesarán. Sin embargo, Dios siempre estará con nosotros. Confía. Dios está contigo”.
Lo que aprendí gracias al terremoto
Este evento en mi vida me permitió aprender a cuidar mejor de mí misma y a animarme a indagar en cosas que antes no me atrevía. Me permitió acompañar a otros en su propio dolor, y a abrir espacios seguros para que sanen individuos y comunidades. No soy psicóloga ni terapeuta, pero he descubierto que el regalo del acompañamiento, el proceso del sanador herido, puede ser la clave en la resiliencia y el crecimiento postraumático de una persona o comunidad.
Lugar seguro
“Cantemos pues, ante la intervención del Dios que nos saca del pozo de la desesperación y pone un cántico nuevo en nuestra boca. Afirmemos juntos como escribió Horatio Spafford: “De paz inundada mi senda esté o cúbrala un mar de aflicción, cualquiera que sea mi suerte, diré: Estoy bien, tengo paz, ¡Gloria a Dios!”.
No te dejes engañar
“Seguir a Dios, muchas veces requiere ignorar la voz de quienes están disfrazados de piedad. Es llevar a cabo el discernimiento de lo que Dios nos quiere llevar a encontrar. En un año que habrá muchas ofertas de gobernanza y promesas en las cuales muchos se autodenominarán escogidos para llevarlas a cabo. Nos toca no creernos sabios en nuestra propia opinión y buscar donde está la voz de Dios para tu vida”.