“La luz del mundo se recibe, se detecta, se descubre, cuando conocemos al Señor y nos entregamos a Él. Solo y nada más cuando esto sucede comenzamos a ver, sentir, experimentar cambios en nuestra vida”.
¡¡Déjala brillar!!
“Por medio de la luz de su hijo Jesucristo, Dios nos da la gran oportunidad de ser de bendición a nuestro prójimo. Sirvamos con amor a los que nos necesitan y mostremos que el gozo de nuestro Señor es nuestra fortaleza. Pongamos nuestra luz en alto para que el mundo sepa que esa paz, ese gozo y esa fortaleza está disponible para todos”.
Comiendo del Pan de Vida
“El mismo pan del cielo que fue dado al pueblo de Israel para sustentarlos en el desierto es el mismo Yo Soy el Pan del Cielo (6: vs.51) que invita a la mesa como acto de reconciliación y recordación del nuevo pacto. Reconciliarnos con nuestro Dios sentados a la mesa mediante el que nos invita, es como saborearnos un manjar de su presencia en nuestras vidas sabiendo que el que coma del Pan verdadero no morirá. Les exhorto a no rechazar invitación alguna a la Cena del Señor y que nos presentemos con un corazón agradecido recordando el gran sacrificio de amor que hizo por ti y por mí”.
El pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo
Dios es mi provisión
Jesús da el pan de vida a multitudes
La panadería del cielo nunca cierra
El pan de vida de Jesús sacia nuestra hambre
“La buena noticia es que el Pan de Vida está accesible en todo momento, listo para nutrirnos y saciar nuestra hambre. Si tu hambre proviene de la tristeza, la desesperanza, el coraje o la incertidumbre, te invito a que pruebes del Pan de Vida. En medio de noticias desesperanzadoras, él ha sido el pan que sacia mi espíritu y me da las fuerzas para el día a día”.