“Una vez más, mi oración cantada. Esta vez, no era en mi mente sino que inconscientemente me encontraba cantando a toda voz que Jehová estaba alrededor de su pueblo. ¡Aleluya!”
Le sirvo al Dios de salvación
“Hoy vivo agradecida de la salvación que Dios me dio. Fue la base para que yo mantuviera la paz mientras esperaba por mi sanidad. Esa misma fe, la cual está basada en la salvación que Dios me dio, es la que me servirá para enfrentar las próximas experiencias de la vida y sé que, de la misma forma que lo hizo cuando estaba delicada de salud, Él me salvará otra vez”.
Damos gracias por nuestra comunidad de fe
La vida despúes de la vida
¡Albricias!: Todo está cumplido
Jesus, yo también tengo sed
El amor que no abandona
La tensión de ser y hacer comunidad
Llegó el agua
La actitud en la gratitud
En estos días nos sentamos a la mesa para “agradecer” con despliegues exorbitantes de comida y festejo. Otros, irán a madrugar a comercios que con precios rebajados por pescar el oportunismo de la mercancía de la posesión, echan a perder la esencia de lo que es la gratitud. Allí entre empujones, gritos, carreras y trucos de obtener, caemos en la falsa gratitud por ostentar. Olvidamos, que en la cena de Jesús, la gratitud al compartir el pan y la copa, era la oportunidad de un nuevo pacto. Es la convocatoria de perdonar, sanar y restaurar quienes nos pudieran traicionar.