“La experiencia de la adoración no impresiona a Dios por lo que hacemos. Le adoramos por quien Él es. Reconocemos su grandeza y su poder a pesar de nuestra debilidad. Nos ubicamos en la realidad de ser genuinos en nuestra respuesta a Dios por quien es”.
En la unidad nos hacemos comunidad
Acepta el reto
Ocúpate
Cuando llueve y no escampa
Debajo de la sombrita
El envío sin viralizar
El fogueo de la misión
Jardineros de cariño
Como iglesia, jardinera de cariño, sembrar y cosechar en las generaciones existentes y futuras no nace de un deseo caprichoso ni egoísta, sino de la verdad de que el reino de Dios se multiplica a través de aquellos que socialmente son relacionados con lo insignificante o incapaz. Imagina conmigo a aquel niño que corretea entre las bancas, dejándose formar por el Espíritu de Dios en árbol que brinda refugio y cuidado; adultos mayores que se convierten en parte intrínseca de la formación espiritual, emocional y hasta académica de la juventud y niñez; una iglesia que extiende sus ramas para cubrir a su comunidad; no hay mejor amor que me dé felicidad.
En el prólogo del 2019
El llamado de hoy para un nuevo año es ser como los sabios de Oriente, que transitan los caminos de la vida con el fin de encontrarse con el Rey que ha nacido para ser distinto. El llamado no es a despreciar lo viejo. Es mas bien a arrancar las costumbres que envejecen la vida y buscar la ternura de dar como los niños que anuncian una vida nueva. Que este nuevo año podamos ser una iglesia abnegada que da sin mirar a quién. Solo así nuestro libro apuntará a la autoría de la vida en Cristo Jesús, nuestro Señor.