La pregunta obligatoria sería: ¿Es la paz el resultado de la ausencia o mas bien de la presencia? Creo con todo convencimiento que la paz es mas bien el derivado de la presencia de aquello que nos hace sentir esperanzados, gozosos y amados. No puede haber paz cuando hay desesperanza, desconsuelo y odio en el corazón. En ese caso, la paz tiene que ver con lo que se hace palpable cuando pensamos que no hay posibilidades.
El regalo del recuerdo
La Navidad es la expresión de cómo Dios recuerda al ser humano y propone una nueva manera de ver la vida. Es la forma de poner de manifiesto que estamos en el recuerdo de Dios porque nos ama. En la Navidad hacemos memoria de las cosas que hemos pasado y de igual manera, debemos hacer memoria de lo que ocurrió en Belén. Allí, nació. Donde no pareciera que había lugar para una pareja de jóvenes que buscaba como lograr un mejor bienestar, ocurrió el milagro de la vida para todos.
Alégrate y gózate
El regalo de la esperanza
En el arte, existe una técnica de pintura llamada “chiaroscuro” en italiano o “claroscuro”. La misma consiste en el uso de contrastes fuertes entre la iluminación y la oscuridad, destacando, de manera más efectiva, algún elemento en la pieza. Es, pues, la esperanza aquel destello que irrumpe en la oscuridad de nuestra realidad, invitándonos a clavar nuestros ojos en cosas, personas que nos rodean, promesas, sueños, que nunca pensamos ver.
La actitud en la gratitud
En estos días nos sentamos a la mesa para “agradecer” con despliegues exorbitantes de comida y festejo. Otros, irán a madrugar a comercios que con precios rebajados por pescar el oportunismo de la mercancía de la posesión, echan a perder la esencia de lo que es la gratitud. Allí entre empujones, gritos, carreras y trucos de obtener, caemos en la falsa gratitud por ostentar. Olvidamos, que en la cena de Jesús, la gratitud al compartir el pan y la copa, era la oportunidad de un nuevo pacto. Es la convocatoria de perdonar, sanar y restaurar quienes nos pudieran traicionar.
¡Llegaremos!
Muchas de las cosas que queremos ver solo se ven cuando se llega a la cima de la montaña. Luego del esfuerzo y el cansancio. Luego del esmero y la perseverancia. Muchos creyentes están esperando ver al pie de la montaña lo que solo se ve desde la cima. Usualmente nos cansamos de nada más mirarla. Otros nos quitamos a mitad de camino porque el dolor es muy fuerte y no nos sentimos capaces. Otros logran ver lo que tanto le prometieron.
¿Qué hacemos con el RSVP?
Participar de la experiencia del culto y celebrar que somos notados por el amor de Dios a cada uno es hermoso y maravilloso. Su gracia nos alcanza por encima de todo. Pero, también requiere que respondamos a la invitación que Dios nos hace de servir. Negarnos a responder al amor de Dios y la convocatoria que nos hace de servir, de igual manera es rechazar la invitación.
El crescendo de la fe
Ni con maña, ni con fuerza
Es usual que algunos recurran a la resolución mediante la fuerza sin comprender los alcances que tienen estos actos en el otro y hasta en nosotros mismos. Pensamos que ser “fuertes” es lo importante para resolver. En otros, la idea se ubica en la “maña” que mas bien apunta a la astucia. Sabemos que ambas opciones, tienen sus valores pero al final, muchas veces su intención no es poner la atención en lo que se puede resolver, sino en quién resuelve y perdemos de perspectiva lo esencial.
Veo Veo; ¿Qué ves?
En nuestra jornada de fe, nos queda el reto de ver cómo podemos ver a Dios trabajar y operar en los eventos que nos marcan. Hay ocasiones que Dios nos parece grande e invencible, pero también si somos honestos, hay ocasiones que lo percibimos pequeño e impotente ante las cosas que nos ocurren en el interior de nuestras vidas. Entonces, nos queda cómo podemos enfocar nuestra visión ante estos sucesos que nos atrapan.